Artículo de Aurora J. Ortega
De los abuelos de Jesús, de los padres de María se han escrito bellas líneas a lo largo de toda la historia de la cristiandad. Del protoevangelio de Santiago se describe como con esa edad avanzada que tenía la pareja de esposos, hallaron respuesta a sus oraciones, en favor de tener descendencia
A Santa Ana desde el siglo VI en Oriente se la venera y el propio emperador Justiniano le dedicó una iglesia. En Occidente será en el sur de Francia en el siglo XIII, cuando también se comienza a dedicarle veneración y fiesta el 26 de julio, bajo la influencia de “Leyenda Dorada” escrita por Santiago de Vorágine, pero este día lo hará oficial un siglo después en 1382 el Papa Urbano VI, por petición de los ingleses tras el matrimonio de su rey Ricardo II con Ana de Bohemia.
“Los abuelos son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida” : Benedicto XVI, 26 de julio de 2009.
En nuestra parroquia tenemos un bello grupo escultórico de los abuelos, pero esta vez en función de padres, no se conoce autor de Santa Ana y la Virgen Niña de finales del XVII, y de San Joaquín se ha atribuido con cierta cautela por algunos expertos a Cristóbal Ramos, de la segunda mitad del XVIII.
La escena muy representada tanto en pintura como en escultura trata de Santa Ana maestra o enseñado a leer a la Virgen. Este tema iconográfico en tiempos del pintor Roelas tuvo algunos detractores como el propio Francisco Pacheco ya que no faltaron quienes afirmaban, que ni su madre ni ningún otro maestro se lo enseñó, sino que aprendió del Espíritu Santo o en otros casos se decía: que no era necesario que nadie le enseñase a leer porque esta era ya una de las capacidades que tenía inherentes en el momento del parto.
De cualquier forma, siempre hubo justificación de la escena, fue Niña la Virgen y aún sabiendo leer, es ejemplo de humildad y obediencia a su padres, y por ello no se opone al deseo de su madre de enseñarle las letras.
