Hoy día 12 de octubre además de felicitar a todas las que lleváis el nombre de Pilar, hemos de felicitarnos todos por ser el día de la Hispanidad y desde nuestra página también queremos rendir nuestro homenaje a todas las mujeres. Para ello hemos seleccionado la figura de una de estas mujeres que aunque destacó por un suceso bélico es representativa de esta unidad nacional, como lo pudo ser en su día la reina Isabel la Católica, la reina Petronila de Aragón o María Pita otra heroína gallega que luchó contra la amada británica.
Agustina cuyo nombre completo era: Agustina Raimunda María Zaragoza y Doménech, había nacido en Reus (Tarragona) un 4 de marzo de 1786 y con 17 años se casaría con un cabo de artillería de nombre Juan Roca Villaseca. Cuenta la leyenda que durante el sitio de Zaragoza, en un lugar estratégico llamado la Puerta de Portillo se encontraba el marido en su puesto defendiendo el asedio francés a la ciudad y Agustina se disponía a llevar comida a este, seguramente para que retomara fuerzas y fue entonces cuando cayó abatido por fuego francés y dicen que Agustina tomó en sus manos aquella mecha del artillero caído y disparó contra las tropas enemigas que se dirigían a tomar la Puerta.
Se casaría Agustina en segundas nupcias con otro militar de nombre Juan Eugenio Cobo de Mesperuza Peláez y que había recibido del rey Carlos VII el título de barón de Cobos Belchite. Fue trasladado este militar junto a su mujer Agustina a Ceuta donde vivió la heroína hasta su muerte en 1857 cuando contaba con 71 años, fue enterrada en el cementerio de Santa Catalina. Pero su hija Carlota quiso cumplir con la voluntad de su madre de ser enterrada en Zaragoza y en 1870 sus restos fueron dispuestos para retornar donde un día ella mostró su valentía a todos los que pretendieron hacerse con esta tierra.
El viaje sería largo y el arzobispado de Sevilla a través de una orden del gobernador se puso en contacto con los sacerdotes de nuestra parroquia de La Magdalena, a través de esta notificación donde se avisa que: a las diez de la mañana del 9 de junio 1870 proveniente de Cádiz llegaba el tren correo con los restos mortales de “ la heroína de la Guerra de la Independencia “ D. Agustina de Aragón ( así se dice textualmente en la carta guardada en en el archivo parroquial) y que debían pernoctar en la iglesia un anoche porque el trayecto era largo.
Y así fue como los restos de aquella valerosa mujer fueron custodiados en nuestro sagrado recinto parroquial donde la velaron todas nuestra imágenes, mientras su alma ya se encontraba en el celestial destino junto a Nuestro Señor y toda Su corte celestial.
Artículo de Aurora J. Ortega López