El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar en el golfo de Corinto la batalla naval que enfrentó las tropas del Imperio otomano a las de la Liga Santa –la coalición de potencias católicas de la que formaba parte la monarquía hispánica de Felipe II, la República de Venecia, los Estados Pontificios y la República de Génova, entre otros–, saldándose con la victoria para esta última. Para conmemorarla el papa dominico Pío V instituyó la fiesta del Santo Rosario el día de la batalla para que quedase patente la intervención de la Virgen en el desarrollo del conflicto.
Lucas Valdés realiza una composición de primera categoría, muy detallista en la representación minuciosa de los barcos que viran y se enfrentan unos a otros en medio del mar y bajo un latente ambiente de humaredas y gritos. En el plano celestial aparece la Virgen sedente con el Niño de pie sobre sus rodillas y sosteniendo ambos un rosario. A su derecha y un poco rebajado se arrodilla sobre una nube y delante de su mesa con crucifijo el citado Papa. En el lado contrario unos ángeles de mayor tamaño bajan a socorrer los ejércitos de la Liga Santa con espadas flameantes. El resto de la corte angélica está plasmado de diferentes maneras, pero todos sus integrantes sostienen un rosario en sus manos.
Álvaro Cabezas García