Saulo era el nombre de aquel portador de cartas que cabalgando se dirigía a Damasco, en su respirar solo había amenazas y muertes para los seguidores y discípulos del Señor. De repente una luz lo envolvió y una voz le preguntó: " Saulo, ¿por qué me persigues? Él le preguntó: quién eres, y el Señor respondió: "Yo soy Jesús a quien tu persigues". Entonces Saulo se levantó y pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber. Saulo llegó a Damasco siendo Pablo el más ferviente difusor del cristianismo.
A su compañero de fe, aquel pescador de nombre Pedro, Jesús lo eligió para ser su piedra, y sobre él edificar su Iglesia.
Hoy 29 de junio celebramos el día de estos dos Santos inseparables y elegidos por Nuestro Señor, para sostener cómo dos hermosas columnas todo su Evangelio.
Nuestra parroquia tiene en su patio interior aquel San Pablo que presidió el arco del antiguo Compás del convento, él sigue vigilante y aunque ya no habita dentro de su arquillo, sigue protegiendo su collación y cuidando a cada uno de sus feligreses.
Feliz día de San Pedro y San Pablo.
(Artículo de Aurora Ortega)