La capilla que se abre a los pies de la nave del evangelio del templo parroquial de Santa María Magdalena está consagrada a la Virgen del Rosario, cuya imagen de candelero para vestir recibe culto en un retablo neoclásico del siglo XIX. La efigie mariana es obra del escultor Cristóbal Ramos (1725-1799), quien la contrató en 1787 con la Cofradía del Rosario, establecida desde finales del siglo XV en esta iglesia que hasta la exclaustración de 1835 fue la casa grande de los dominicos sevillanos, bajo la advocación de San Pablo el Real. La Virgen presenta tanto la cabeza como las manos modeladas en barro cocido y policromado, siendo también el Niño Jesús que sostiene en la izquierda una delicada obra de terracota. El rostro de María ofrece unos agraciados rasgos juveniles, de pronunciado acento clásico, acompañados de una tierna y ensoñadora expresión que, al igual que la tipología del pequeño Jesús, encontramos en otras esculturas de Cristóbal Ramos de esta misma iconografía, caso de las Vírgenes del Rosario de la capilla de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla o de la residencia de ancianos Cristo Rey de Pilas, entre otras. Desde el año 2006, esta Hermandad del Rosario del extinguido convento de San Pablo se encuentra fusionada con la Cofradía del Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón y Nuestra Señora de Montserrat.
José Roda Peña