El tema central de este retablo representa a la Madre de Dios, rodeada de ángeles, subiendo a los cielos en alma y cuerpo, en el momento de su muerte. El escultor Juan de Mesa (Córdoba, 1583-Sevilla, 1627), suscribió contrato el 7 de diciembre de 1619 con Luis de Figueroa para ejecutar una representación de la Asunción de la Virgen de dos varas de alto con cuatro ángeles, “que la van subiendo a los cielos, con un trono de serafines a sus pies y sus nubes alrededor (…) con más dos niños por remate; más de medio relieve y los niños redondos; 3 meses y 700 reales”. Hernández Díaz relacionó este documento con el altorrelieve de la Asunción de María del que nos ocupamos.
Esta obra debemos ponerla en relación con el altorrelieve de la Asunción de María del retablo mayor de San Isidoro del Campo en Santiponce, obra encargada al maestro de Juan de Mesa, el escultor Juan Martínez Montañés (1568-1649) en 1613, y donde también intervino Juan de Mesa en calidad de discípulo suyo. La composición del conjunto es idéntica; el eje central está perfectamente marcado por la línea vertical del cuerpo de María, que sirve para separar a los dos grupos de ángeles que la acompañan a derecha e izquierda, perfectamente delimitados y simétricos, presentando correspondencia de movimiento. En la estructura formal del conjunto hay influencia de la obra del pintor Federico Zuccaro (ca. 1541-1609).
El tratamiento del cabello de los ángeles, compuesto a base de rizos menudos muy pormenorizados, es característico de la obra de Martínez Montañés. Nos encontramos, pues, ante una obra de Juan de Mesa muy apegada a los planteamientos estilísticos de su maestro. Y percibimos en ella el equilibrio, la mesura y la ponderación propia de la estatuaria barroca sevillana del primer tercio del siglo XVII.
La Asunción de María no fue declarado como dogma de fe por la Iglesia católica romana hasta 1950 por S.S. Pío XII con la publicación de la constitución apostólica Munificentissimus Deus, aunque la creencia en la Asunción de María, es decir, que la Madre de Jesucristo al final de su vida en la tierra fue trasportada al cielo en cuerpo y alma, ha formado parte desde siempre de la tradición del pueblo cristiano y de la teología de la Iglesia, tanto para los católicos romanos como para los cristianos ortodoxos. La festividad en honor a la Asunción de María se celebra desde el siglo IV. Su fiesta es el 15 de Agosto, y es patrona de numerosos lugares.
El relieve se encuentra enmarcado en un retablo barroco de estípites, fechable entre los años 1720 y 1740. Recibe esta denominación el retablo por tener como elementos sustentantes los estípites (pirámides troncopiramidales invertidas con función de soporte que sustituyen a la columna clásica). En su ático este retablo presenta un relieve con el tema de la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, misterio este vinculado tradicionalmente a su Asunción gloriosa a los Cielos.
Álvaro Cabezas García