En el llamado “callejón de la sacristía” se encuentra este Cristo crucificado muerto del siglo XVI llamado del Perdón, en el que claramente se conjugan características estéticas del norte de Europa e Italia. De la cabeza exánime caída al lado derecho pende un mechón de pelo exento que enmarca un rostro expresivo y dramático de ojos entornados, portando una gruesa e irregular corona de espinas de robustas ramas y pequeñas puntas tallada en el bloque craneano. En el modelado anatómico se nota la influencia del Renacimiento italiano por los rasgos naturalistas del torso y del perizoma de pliegues paralelos decorado con ribetes dorados que aparece ceñido al cuerpo con una lazada en la cadera izquierda.
Por su aspecto actual esta obra podría presentar ciertas complicaciones en su catalogación, debido a que experimentó notables transformaciones tendentes a lo arcaizante en la restauración llevada a cabo por el profesor Rivero-Carrera a mediados de los años 90 del pasado siglo, alterando muchas de las características que acabamos de describir, aproximándola al estilo de Jorge Fernández Alemán y al aspecto de los crucificados sevillanos de la década de los años veinte del siglo XVI, como el Cristo de la Amargura de Carmona de 1521. Entre otros elementos, suprimió la peluca de pelo natural que tenía antes, retallando la actual corona de espinas. Sin tener en cuenta muchos de los rasgos que presenta la imagen tras esta intervención, su estética sería más aproximada al estilo imperante a mediados del siglo XVI, pudiendo recordar en ciertos rasgos a las imágenes cristíferas de Roque de Balduque (trabajando en Sevilla desde 1534 a 1561), o de su discípulo Juan Giralte (activo en Sevilla entre 1560 y 1574), con un carácter marcado por la evolución hacia un expresionismo más dulcificado y menos cruento y un mayor naturalismo, coincidiendo nuestras apreciaciones con la cronología dada en su día por el profesor Hernández Díaz.
Pedro Manuel Fernández Muñoz