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El ‘Milagro de Empel’ y el origen de la solemnidad de la Inmaculada Concepción

El 12 de noviembre de 1892, a solicitud del Inspector del Arma de Infantería del Ejército de Tierra de España, por real orden de la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo, se ''declara Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción''.Esta festividad tiene su origen en el llamado Milagro de Empel, un suceso acaecido el 7 y 8 de diciembre de 1585.

El 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla  combatía durante la Guerra de los Ochenta Años en la isla de Bommel,  La situación era desesperada para los Tercios españoles y ante la propuesta de rendición, el almirante Holak abrió los diques del río para inundar el campamento enemigo. Sólo quedó de tierra firme el montecillo de Empel, donde un soldado, cavando, encontró una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción.
Según indica la tradición, un viento intensamente frío se desató aquella noche, helando las aguas del río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtuvieron una gran victoria.
Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia. Pero  ese patronazgo se consolidaría 300 años después. 
 La bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854 proclama como dogma de fe católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Mª. Es un milagro significativo porque no aparecen papas ni teólogos. Es una muestra de fe sencilla y auténtica del pueblo y en un gremio, el militar, poco dado a la piedad. El hecho histórico se produjo tres siglos antes del C. Vaticano I, el cual difundió una verdad doctrinal que el pueblo ya había intuido antes.
En nuestra parroquia tenemos una imagen de la Inmaculada en el  interior del manifestador del retablo mayor, donada a la Hermandad del Santísimo Sacramento por el capitán Miguel Beltrán de Benavides en 1677 traída de la Nueva España.
“La efigie mariana (…) está sobre una peana de nubes tachonada por cuatro cabezas de ángeles (…). Un ampuloso manto de quebradizos y artificiosos pliegues envuelve la figura (…). Los colores son el azul para el manto y el blanco para la túnica. (…). Sobre su cabeza luce una corona de plata sobredorada, de finales del s. XVII, al tiempo que una ráfaga decimonónica de plata rodea su cuerpo. Tan hermosa escultura ha figurado en varias Exposiciones” (1).
 
(1). Roda Peña, J. “La Inmaculada Concepción del Capitán Miguel Beltrán de Benavides”.
 
Artículo elaborado por Mª Auxiliadora Sinquemani
 

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