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Simpecado de Ntra. Sra. del Amparo

Un Simpecado es una insignia o estandarte mariano para uso procesional que porta una imagen, en pintura o escultura, de la Virgen María, aludiendo el perfil del corte de la tela al anagrama del  “AVE MARIA” formado por la letra “A” dentro de la “M”. El nombre de Simpecado, por su parte, proviene de la defensa y manifestación pública del dogma de la Inmaculada Concepción de María.

Desde su fundación en 1736 la Hermandad del Amparo celebraba todos los días por la noche rosarios públicos en procesión, contando para ello con simpecados de diario. El Simpecado de Gala se creó para ser usado los días de fiesta, realizándose entre los años 1804 y 1807, teniendo la particularidad de que al día de hoy es el de mayor tamaño de Sevilla.

Pagado gracias a las limosnas y a la generosidad de los hermanos, el obrador encargado de hacerlo fue el dirigido por la maestra bordadora Francisca de Paula Zuloaga, un taller que estuvo activo en la primera mitad del siglo XIX y del que salieron obras como el terno celeste de la Catedral en 1819 o una saya para la Virgen de las Mercedes de Bollullos del Condado en 1839.

El diseño del bordado es de estilo neoclásico, con uso de elementos como cornucopias, resultando muy moderno en su época, pues era el estilo decorativo de moda en toda Europa en el momento de su ejecución. Es una obra que destaca por su riqueza, tanto en los materiales (el tejido de soporte es tisú de plata, usándose huevecillos, talcos, pedrería, lentejuelas, etc.), como en las diferentes técnicas de bordado empleadas. El asta de plata de 343 cm también presenta decoración neoclásica, teniendo uno de sus cañones la marca del platero Palomino.

El Simpecado fue restaurado el año 2007, interviniéndose los bordados en el taller de José Ramón Paleteiro. La pintura del óvalo central, un óleo sobre lienzo pegado a su vez a madera de cedro y todo cosido a la tela de la insignia, es obra de 1805 y representa a la Virgen del Amparo en un celaje con nubes y ángeles de connotaciones murillescas. Fue restaurada por José J. Fijo y Almudena Fernández y en estas labores aparecieron bajo la pintura dos notas, una con el nombre de la maestra bordadora y las cinco operarias de su taller y otra con el siguiente texto: “Salvador Gutiérrez. Hizo el dibujo, y pintó la imagen, de dicho Simpecado”, confirmándose con ello la autoría de esta obra.

Pedro Manuel Fernández Muñoz