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Retablo Sagrado Corazón

Tras la culminación de la parte arquitectónica de la reedificación del templo dominico de San Pablo, una de las empresas más notables consistió en dotar tan magno espacio de los retablos y altares correspondientes.

El que actualmente sirve para dar culto a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, en el brazo sur del crucero, es uno de los retablos ejecutados durante el segundo lustro del siglo XVIII.

Por evidentes similitudes formales con el de la Tercera Orden, hoy del Calvario, ha sido atribuido al quehacer de Cristóbal de Guadix, del cual se pueden observar diversos rasgos personales en la distribución de soportes y cornisas, así como en el juego de entrantes y salientes o la formulación de los fustes salomónicos, en deuda directa también con el repertorio de Bernardo Simón de Pineda.

Se trata de un retablo que se enmarca en una capilla hornacina cuyo intradós está cubierto por casetones. Se articula a partir de banco, un solo cuerpo y ático.

El cuerpo principal se organiza a partir de una hornacina rematada en trilóbulo que originalmente acogió la escultura de la Inmaculada de Hita y Castillo que hoy preside la capilla sacramental, lo que queda refrendado por la simbología mariológica que aparece a lo largo de todo el retablo.

Los soportes son columnas salomónicas de seis espiras que sostienen un entablamento muy movido. Existen cinco esculturas secundarias que jalonan el retablo, en las que se pueden reconocer diversos santos de la Orden de Predicadores, como Santo Tomás de Aquino en el ático, no siendo el resto identificables al haber perdido sus atributos, si bien uno evidencia por su escala no corresponder originalmente con el retablo.

Pedro Manuel Martínez Lara