La custodia procesional de la Hermandad Sacramental de la Magdalena fue diseñada y empezada a labrar en 1678 por el maestro platero Diego de León, natural de Córdoba y vecino de Sevilla en la collación de Santa María la Mayor. Él fue, en efecto, el ejecutor de su primer cuerpo, constando que renunció a cualquier tipo de remuneración económica por su quehacer. Diego de León debió de fallecer al poco tiempo, pues en las cuentas de la Sacramental del año 1679 ya se registra el nombre de su continuador en los trabajos de la custodia: el acreditado orfebre Cristóbal Sánchez de la Rosa. El reiterado incumplimiento de los plazos concertados para su finalización ocasionó serios disgustos a los cofrades, que finalmente hubieron de optar por traspasar la obra a otro artista, lo que se produjo en junio de 1683. En el transcurso de estos años, Sánchez de la Rosa se aplicó en el alzado del segundo cuerpo de la pieza, sin llegar a repujar su bóveda, que ya aparece firmada por su sucesor laboral, el justamente célebre Juan Laureano de Pina. Este último se comprometió a culminar la custodia en el término de año y medio, aunque los últimos pagos se le abonaron en 1692.
Los tres cuerpos superpuestos y decrecientes de que se compone la custodia procesional de la Magdalena responden a la plenitud del estilo barroco que se desarrolla en la platería sevillana durante la segunda mitad del siglo XVII y primeras décadas del XVIII. A pesar de la importancia que durante este momento artístico adquiere el gusto por lo decorativo, las custodias barrocas sevillanas nunca pierden su sentido arquitectónico. La de la Magdalena incluye entre sus soportes columnas salomónicas, tan significativas para la configuración de la estética barroca en esta fase de maduración. Sus elementos iconográficos básicos son compartidos por otras muchas custodias procesionales españolas de este mismo período: la Inmaculada en el primer cuerpo, el ostensorio en el segundo, el cordero apocalíptico sobre el libro de los siete sellos en el tercero y, como remate del templete superior, la imagen de la Fe victoriosa. Enriquecen la lectura en clave teológica y dogmática de la custodia las figuras de los cuatro evangelistas, padres de la Iglesia Latina, ángeles mancebos, escenas de la Pasión de Cristo y diferentes emblemas alegóricos. El basamento de la obra es un añadido de los años 1770-1772, y se halla punzonado por los plateros Blas Amat y Tomás de Pedrajas, que por entonces compartían obrador, mostrando dichas zonas la preeminente influencia de la tendencia rococó.
José Roda Peña