Como suele ser habitual en la decoración mural se coloca al colegio apostólico sobre las columnas y pilares de la iglesia, ya que ellos lo son de la Fe católica. Sobre cada figura se extienden filacterias con las frases del Credo.
De Lucas Valdés son San Felipe –sosteniendo cruz y libro y con ropajes que caen rectos y se agitan en el vuelo–, Santo Tomás –con una escuadra–, Simón el Cananeo –con lanza y libro–, San Bartolomé –con el cuchillo con el que le dieron martirio–, San Juan Evangelista –con la copa de veneno–, y San Judas Tadeo –con su alabarda–.
De Clemente de Torres son San Pedro –quizá el mejor de la serie con las llaves en la mano y fuego sobre su cabeza–, San Pablo –con enorme espada que sobresale de la hornacina fingida y con ropajes movidos formando pliegues de gran elegancia–, San Andrés –con la cruz en aspas y augusta barba blanca–, San Mateo –con alabarda–, Santiago el Mayor –ataviado como peregrino–, y Santiago el Menor –con cirio encendido y leyendo un libro–.